viernes, 27 de junio de 2008

EL PERDÓN

LA PUERTA A LA RECONCILIACIÓN

El perdón es la puerta a la reconciliación en cualquier relación que necesita restauración y el paso previo para poder amarnos los unos a los otros. No se puede amar sin perdonar. El objetivo de la vida es el amor, si se guarda rencor no se puede alcanzar. El Señor, nuestro Maestro nos enseña:

...Perdonad y seréis perdonados... Lucas 6:37. Dios no nos perdona si nosotros no perdonamos.

El perdón es un bálsamo que emana del alma, alma de Dios. Nuestra alma, como esposa del alma del Señor también emana ese bálsamo, bálsamo, aceite balsámico que como lámpara e incienso, está encendida y es quemada por el fuego del Espíritu y llega al corazón, al corazón de Dios y al corazón del hombre, del perdonado, y del que perdona.

Perdonar no significa ceder siempre, dejar que el mal triunfe, ni dejarse pisotear sin justicia, sino comprender la esencia carnal del hombre que tiene un enfoque errado, una naturaleza que todos tenemos y que solo en Cristo se puede dominar. Si tenemos un objetivo espiritual claro de parte de Dios, podremos perdonar todas las ofensas que nos hagan, y también aprenderemos a entender que aquellos que son enemigos de Dios y blasfeman contra Su Espíritu no pueden ser perdonados. Ejemplo nos dio también el Maestro cuando trataba con los hipócritas, escribas y fariseos incluidos, llamándoles sepulcros blanqueados y raza de víboras.

Hay muchas circunstancias diarias en las que nos encontraremos que tenemos que pedir perdón o perdonar. Cuanto antes comprendamos que es un tema con el que viviremos a diario, antes podremos acostumbrarnos a perdonar con facilidad. Esto para los que son de un corazón misericordioso, pero que caen en el rencor. Hay muchos que tienen un corazón violento o egoísta y no pueden amar nunca.

Pero hablemos del perdón entre hermanos. En la naturaleza espiritual el perdón es el inicio de la reconciliación. La Biblia dice que si un hermano tiene algo contra nosotros y no hemos hecho las paces, no podemos venir a Dios a presentar ofrenda.

...Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Mateo 5:23.

No esperes a tu hermano, sino búscale tú a él para la reconciliación. Acepta tu parte de culpa y error y escúchale, busca la paz y síguela. Si dos en Cristo se ponen de acuerdo en reconciliarle, el perdón ya está concedido también de parte de Dios y Su bendición se derrama sobre vosotros. Si hay que aclarar temas personales o espirituales, ¿con quien mejor que con un hermano en la fe y la amistad de Cristo para poder escuchar, hablar y trabajar para el bien de la fe, de la relación mutua, de la familia o de la Iglesia?



El hombre debe ser perdonado en tres situaciones

La primera ante Dios cuando aceptamos a Cristo como salvador y nuestros pecados son perdonados. De esta forma nos es remitida la culpa de haber vivido apartado de Dios o buscando salvarnos por nuestros propios méritos religiosos. Cristo llevó en la Cruz nuestros pecados y abre la puerta a poder sentir el amor de Dios en nuestras vidas. Si aceptamos a Cristo como salvador, somos perdonados y reconciliados con Dios y recibimos su amor y bendición.

La segunda ante quien hayamos pecado u ofendido, recibiendo el afecto de la persona, pero también ante esta situación debemos comenzar pidiéndole perdón a Dios y reconociendo la parte que nos toque de error. De esta forma somos reconciliados y siendo amados por nuestros hermanos. Del mismo modo perdonando al hermano que haya pecado contra nosotros, perdonándolo en nuestro corazón antes que se arrepienta.

Y la tercera a nosotros mismos, para que el acusador en la conciencia deje de acusarnos y se libere del sentimiento de culpa, sino no causa efecto. Esta es una artimaña del enemigo, el engaño, hacer creer al hombre que aun es culpable de aquello que ha sido perdonado. Cristo es nuestro Libertador.

...perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores... Mateo 6:12 nos recuerda Jesús en la oración más famosa de la historia, la oración básica al Padre, el perdón de deudas, y estas no son financieras, sino del alma y del espíritu, del corazón. Los sentimientos de la culpa han de ser perdonados, liberados del alma para que fluya con libertad el Espíritu Santo dentro de Su templo, nuestra alma, para que el amor de Dios emane en nosotros.



EL ORIGEN Y LA CAUSA DE NECESITAR EL PERDÓN

Una vez el discípulo de Cristo ha vencido a los gigantes enemigos del amor, puede perdonar de forma natural y automática, como la respiración, hasta setenta veces siete. Es entonces cuando, como parte del Cuerpo de Cristo puede formar parte del: ...en esto conocerán todos que sois mis discípulos si tuviereis amor los unos por los otros... Juan 13:35. Por lo tanto el que no perdona, no ama, y el que no ama no puede ser Su discípulo.

Los gigantes que nos acechan en la carne, contra los cuales vencemos como discípulos de Cristo con el poder del Espíritu, son los relatados en Gálatas 5:19:

...Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios...

Ahora bien, si somos espirituales nuestra actitud nos prepara para lograr frutos que muchas veces comienzan con el perdón como continua Gálatas 5:22:

...Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros...

Si esto hacemos somos perdonados por Dios y tenemos las cualidades de un corazón pronto para perdonar. Por lo tanto para vivir sin las cargas que necesitan perdón cumplamos la Ley de Cristo, también en Gálatas 6:

...Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo...

Así pues, cuando un hermano ofende o hace daño, tratémosle con mansedumbre y sobrellevemos las cargas entre los miembros de la Iglesia y demostremos nuestro perdón y afecto en el trato y en las relaciones de amistad, porque todos ofendemos y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

...Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero el que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. Mateo 12:31.



ACTITUD DEL QUE PERDONA

Mateo 5:38.

...A cualquiera que te hiera en una mejilla, vuélvele también la otra...

...Al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa...

...A cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos...

...Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses...

Reflexión: ¿Somos capaces de hacer esto? Si hemos de amar a nuestros enemigos, ¿cómo no perdonaremos a un hermano en Cristo?

Los amigos en la fe son un tesoro, así que luchen por no perderlos. Si se han dado cuenta, no es fácil encontrar verdaderos amigos en Cristo, así que ¿no le parece que merece la pena alimentar la amistad en el Espíritu?. Esta es la base de la Iglesia de Cristo, el amor y la amistad en afecto fraternal.

El objetivo del perdón no es la acción en si misma, sino la consecuencia, es compartir la amistad y el amor de Dios con nuestro prójimo, así que vaya a ver a su amigo o persona con la que no puede compartir desde hace tiempo y perdónela de corazón y trate de compartir y de minimizar las diferencias. En Cristo, si no es por motivo de enemistad contra Dios, a cualquier hermano con el que pueda estar enojado, perdónelo, ore y comparta la situación con el Señor para que Él le ayude a cambiar su corazón. Del mismo modo que la Ley si no se ve con los ojos de Cristo no se cumple, porque es un código, aquí estamos ante la misma situación, como el ejemplo que nos mostró Jesús con aquél que codiciaba una mujer en su corazón, y sin llegar al acto, ya Dios le considera adultero. El perdón es igual, si perdonamos protocolariamente no amamos, debemos mostrar por nuestro trato el verdadero perdón.

Si un hermano pide perdón porque ha visto su error, debemos perdonarlo, pero si nuestro corazón ya está entregado a Dios y conoce la carne humana, produce una reacción inmediata de recibimiento en el momento en que un amigo se arrepiente. ...No dejéis que se ponga el sol sobre vuestro enojo. Efesios 4:26 y ...Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. Romanos 12:18. Cuanto le cuesta al hombre carnal perdonar. Lo grave es que al hombre espiritual, aunque algo menos también le cuesta, por eso Pablo decía que eran carnales; hombre espiritual me refiero al que ha nacido de nuevo. Así, pues, vemos que ni siquiera en esta nueva naturaleza el hombre perdona con facilidad, debe estar experimentado en quebranto como el Maestro, debe haber viajado al abismo de la soledad y a la isla del desprecio, al desierto del alma, donde sólo se encuentre con Dios, para que el Espíritu de Cristo, consuele su alma, y aprenda la naturaleza humana, para que comprenda como es en su interior, igual que el prójimo y la lucha espiritual que el enemigo del hombre siembra por el rencor y otras armas. La carne es una compañera de viaje que pone trabas al Espíritu, y en las relaciones, fuera y dentro de la Iglesia, pero con Él, vencemos los sentimientos de la carne que batallan contra el alma. El alma que no tiene a Cristo no puede perdonar de verdad porque necesita el amor de Dios, y ese amor lo trae el Espíritu de Dios, no viene dentro del hombre natural. El verdadero perdón no puede proceder del hombre natural, sino del hombre que sigue a Cristo y le ama, que lucha, ora y pelea espiritualmente la buena batalla, ora y ama a Dios.

La Biblia nos muestra las grandes vivencias de hombres y mujeres de Dios que han tenido que convivir con el desprecio, el olvido, la falta de reconocimiento, y sin embargo el amor de Dios, el cual muestra como se puede cambiar una situación de ira, enojo y rencor en una fuente de misericordia hacia aquellos que hicieron el daño, consciente o inconscientemente.

Para perdonar de verdad pues, como Jesús a sus verdugos, los cuales no venían a pedir perdón, como las setenta veces al hermano que pide perdón, el Maestro nos muestra en Su Palabra las enseñanzas de Su corazón que ha ido poniendo en los corazones de su pueblo durante la historia, que veremos en los siguientes Textos Bíblicos que puede leer en su Biblia, o en www.biblegateway.com/versions/i ndex.phpaction=getVersionInfo&vid=6& lang=9:

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